
Esta sea, quizá, la pregunta más repetida en cualquier categoría del fútbol base.
Son muy pocos o poquísimos los jugadores que consiguen jugar con el primer equipo. Los datos son tozudos. Pero la realidad no te da derecho a quitar aquello que nos diferencia del resto de animales y que debe ser el motor del aprendizaje: la ilusión. ¿Significa esto que debemos mentir? No, no es cuestión ni de mentir ni de decir a cada cual lo que quiera escuchar. Pero tampoco de desilusionar discriminadamente porque estemos convencidos, por muy basado en datos que esté, de que no va a llegar. Primero, porque no somos infalibles. Segundo, porque simplemente no es necesario. Entonces, ¿Qué hacer? Muy sencillo, basta con poner el foco en la dificultad. Ser el número uno es enormemente difícil porque por definición, el número uno solo lo es uno. Pero esta evidencia no es necesaria recordarla constantemente. Entonces, cuando nos pregunten ¿Qué tengo que hacer para llegar al primer equipo? La respuesta es relativamente sencilla, trabajar lo más duro que puedas entrenamiento a entrenamiento, ejercicio a ejercicio, segundo a segundo. Aunque puede que aún así, no sea suficiente. Pero mi consejo es que lo intentes. No pierdes nada y quizá, quien sabe, lo consigas.