Los jugadores de un equipo de fútbol pasan mucho tiempo juntos. Un equipo profesional puede compartir un mínimo de treinta horas semanales repartidas en cinco o seis días por semana, más los fines de semana que compiten. Esta convivencia es una oportunidad para crear un gran grupo de amigos que consigan disfrutar de cada minuto que compartan. Y para conseguir este objetivo, el entrenador debe jugar un papel fundamental.
Lo primero que se debe exigir a cada miembro del grupo es compartir con los demás un sentimiento de devoción por el fútbol y compromiso con el equipo. Cumplir con ambos aspectos debe ser una condición innegociable y necesaria para conseguir ser más que compañeros de vestuario; para llegar a ser un equipo de buenos amigos. Consiguiendo esto, se tiene mucho ganado. De momento, cada miembro no querrá defraudar al equipo, porque al hacerlo se estaría defraudando a sí mismo. De esta forma, el fútbol no solo les permitirá crecer como futbolistas, sino y lo más importante, les permitirá crecer como personas. No debemos olvidar que el fútbol, como otros muchos deportes, refleja aspectos de la vida cotidiana al obligarte a entenderte o interrelacionarte con gente que posee personalidades muy dispares. Personas que te juzgarán por lo que haces, más que por lo que dices que haces.
En tu vida personal eliges como amigos aquellos con los que disfrutas, aquellos individuos que te hacen reír y con los que te lo pasas bien. Por este motivo, si queremos que el equipo se convierta en más que un equipo y cristalice en un gran grupo de amigos, es fundamental la capacidad de reírse juntos a pesar de tener que entrenar duro durante todos los días. Ambos aspectos – diversión y trabajo duro –, a pesar de lo que defienden algunos entrenadores, no son incompatibles. No solo son compatibles sino que deben ir de la mano. Aunque se juegue a nivel profesional, el futbolista tiene que seguir divirtiéndose con lo que hace junto a sus compañeros y amigos.
Desde esta perspectiva, ¿sería correcto modificar mínimamente el plan de entrenamiento minuciosamente planificado para introducir algunos ejercicios o tareas, que si bien no encajan al 100% en lo que se pretende mejora de cara al próximo partido, permitirían a los jugadores disfrutar de ese momento? Evidentemente más que un error, sería todo un acierto. La diversión no está reñida con el trabajo duro y el compromiso.