Para Platón, discípulo de Sócrates, el elemento inicial de la dialéctica es lo que denomina “idea intuitiva”. Esta idea previa se irá esclareciendo a través del razonamiento crítico. Este razonamiento crítico se realiza anteponiendo a cada idea o tesis otra idea o antítesis que ponga en duda a la primera. El razonamiento dura hasta que se consigue depurar la verdad. Plantón defendía que aquel que no sabía dialogar era un fanático, es decir, alguien que ni se conocía a sí mismo, ni conocía a los demás. También afirmaba que aquel que nunca ha sido contradicho era considerado como un hombre sin educación, inculto, incapaz de alcanzar el verdadero conocimiento.
El entrenador, mediante la dialéctica, debe poner en duda las ideas defendidas por su cuerpo técnico, sus jugadores o incluso sus propias tesis. Someter todas ellas a la dialéctica socrática para que una vez finalizado el razonamiento, poder alcanzar de forma asociativa el verdadero conocimiento. El entrenador debe dominar el diálogo socrático para poder realizar preguntas estructuradas y formuladas de manera correcta. Mediante la poderosa herramienta de las preguntas, se conseguirá potenciar el diálogo entre el cuerpo técnico y los jugadores.
Aristóteles, al igual que Sócrates y Platón, afirma que la esencia es lo que define al ser. No obstante, a diferencia de sus antecesores, pone en duda la veracidad del conocimiento captado por nuestros sentidos. Para Aristóteles las ideas no son la auténtica realidad, ya que son subsistentes y están autofundadas. Aristóteles defiende el empirismo, “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”, en el valor de la experiencia. E incluso es considerado por muchos autores como el padre del pensamiento lógico. Un pensamiento contrastado con la práctica, con la realidad. Muchas veces se cree tener grandes ideas que cuando se aterrizan no parecen serlo tanto.
El entrenador debe fomentar entre sus jugadores y resto de cuerpo técnico el uso de la lógica y el espíritu empírico mediante el continuo análisis de lo ocurrido; aprender de la experiencia para no volver a cometer los mismos errores. En el día a día, tanto el razonamiento crítico como el pensamiento lógico son elementos que deben estar presentes en todas las conversaciones entre jugadores y cuerpo técnico. No se trata de imponer ideas, sino de convencer.