El esfuerzo no siempre visible que hay detrás del futbolista

valverde pura pasionEl fútbol debe aportar una identidad al individuo, porque es lo que ha decidido hacer durante gran parte de su vida. Por eso, es imprescindible  desempeñar su profesión con pasión y dedicación absoluta. De lo contrario, su práctica se convertirá en una carga muy pesada que impedirá al futbolista vivir el día a día con plenitud.

Esto no quiere decir que no haya días en los que las ganas no acompañen. Como todo deporte exige un esfuerzo máximo para el que el organismo no siempre está preparado. En esos días hay que dejarse llevar, intentar disfrutar con lo que se hace hasta recobrar la pasión perdida momentáneamente. Si estos días se repiten con demasiada frecuencia y no se consigue recobrar la pasión, el individuo debe ser sincero consigo mismo y tomar una determinación al respecto. Cuando el fútbol se convierte en una obligación más que en una devoción, ya no tiene sentido seguir esforzándose.

Todo el sacrificio se focaliza en el día del partido, cuando cobra sentido las horas de entrenamiento duro. Entonces todo el mundo fija su mirada en el jugador. Pero la realidad es que el esfuerzo y sacrificio que hay detrás, no siempre se ve en el terreno de juego. Y lamentablemente solo se juzgará por lo que acontezca durante los noventa minutos.

El futbolista entrena cinco días a la semana durante varias horas. En ese tiempo recorre miles de kilómetros, golpea infinidad de veces el balón, esprinta, salta, se lanza al suelo… En definitiva, realiza miles de acciones técnico-tácticas que no siempre dan los frutos deseados en la competición. Pero esa carga de trabajo está ahí, aunque nadie lo vea.

Hay días en que toda ese trabajo se lleva con gusto, disfrutando del entrenamiento. Pero también hay días en los que parece que luchas contra ti mismo, en los que todo se convierte en una dificultad. La realidad es que el fútbol es uno de los pocos baremos justos y honestos que hay en la vida. Si intentas dar lo máximo durante los entrenamientos, tarde o temprano recogerás los frutos de ese esfuerzo invisible.

Las pocas veces en las que el fútbol nos puede parecer muy cruel con ese trabajo en la sombra, se compensa con los momentos increíblemente maravillosos que nos termina dando cuando se consigue la victoria. Un parte de esa recompensa se consigue gracias a la magnitud y variedad de emociones que el fútbol nos aporta. El trabajo que hay detrás de un futbolista es brutal. El éxito requiere tanto esfuerzo y dedicación, que para alcanzarlo es necesario estar completamente enamorado de este deporte. De lo contrario, la cima estará cada vez más lejos. Y en este arduo camino, lo más importante no es alcanzar lo más alto, sino recordar que juegas al fútbol simplemente porque es lo que te apasiona.

Anuncio publicitario