LÓPEZ DEL CAMPO, Roberto.
El afrontamiento es el proceso cognitivo y conductual con el que el jugador hace frente a una situación estresante. Es el paso que sigue a la evaluación y consiste en modificar la situación, cambiar la percepción de la misma o simplemente controlar las emociones y cambios fisiológicos provocados por el estrés.
Reeve (1992) clasifica las posibles estrategias para hacer frente a la situación estresante en dos categorías:
- Afrontamiento directo: cuando el jugador focaliza su atención en la situación competitiva para intentar superarla con éxito. Por ejemplo, cuando un jugador regatea a su rival en una situación de uno contra uno.
- Afrontamiento defensivo: cuando el jugador ignorar el foco de estrés o intenta neutralizar el impacto negativo que este tiene sobre el organismo. Por ejemplo, cuando un jugador no se inmuta ante la presión ambiental del público que le pita cada vez que toca el balón. El autocontrol de las respuestas emocionales, cognitivas y fisiológicas es fundamental en este tipo de afrontamiento.
El afrontamiento directo implica que el jugador se centra en la situación competitiva generadora de estrés y no la evita (afrontamiento defensivo). El futbolista pretende eliminar o reducir el estrés haciendo frente a la situación competitiva. Si la supera con éxito (consigue regatear al rival) el estrés desaparece momentáneamente hasta que se vea inmerso en otra acción competitiva. En el caso de que pierda el balón, se genera una nueva situación competitiva estrenaste: recuperar el balón perdido. En este caso, el estrés se mantiene en el tiempo y causa efectos negativos para el individuo.
En el fútbol se da una infinidad de situaciones competitivas estresantes. El nivel de participación que cada jugador tiene en el juego correlaciona positivamente con el número de situaciones estresantes que experimenta.
Con independencia del resultado final de la acción técnico-táctica que se afronte, en las situaciones competitivas en las que se genera estrés positivo o eustrés el agotamiento psicosomático es bajo (el jugador no percibe la situación como una amenaza porque considera que cuenta con los recursos o capacidades para superarla con éxito). Por el contrario, en las situaciones competitivas en las que se genera estrés negativo o distrés el agotamiento psicosomático es mayor (el futbolista percibe la situación como una amenaza porque considera que no cuenta con los recursos o capacidades para superarla con éxito).
¿Qué puede hacer el entrenador para que sus jugadores experimenten más eustrés que distrés? El factor personal que más influye en la percepción de una situación como eustresante o distresante es la autoeficacia. Este aspecto psicológico depende en gran medida del recuerdo de éxito o fracaso que tenga el jugador al afrontar situaciones similares. Por este motivo, es fundamental diseñar entrenamientos en los que los jugadores tengan un alto nivel de éxito en las acciones técnico-tácticas que realizan. Es decir, que los retos que plantean las tareas de entrenamiento no sean percibidas por los jugadores como inalcanzables. Aunque tampoco se debe caer en el error de plantear tareas fáciles que garanticen el 100% del éxito. Si el jugador durante el entrenamiento no supera nuevos retos (empeños difíciles de llevar a cabo y que constituyen por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta), no hay mejora.