LÓPEZ DEL CAMPO, Roberto.
Messi ha conseguido su quinto balón de oro. Son muchas las cualidades que han convertido a Messi en uno de los mejores jugadores del mundo. La capacidad atencional es una de ellas.
La capacidad de atención es compleja para el futbolista ya que debe controlar tanto la focalización de la misma como la intensidad. A diferencia de otras disciplinas deportivas, el foco de atención cambia constantemente y tiene una tipología múltiple (Mora, Zarco y Blanca, 2001).
El jugador no solo debe focalizar su atención en el implemento; también tiene que focalizar de forma simultánea la atención en los compañeros más cercanos, así como en los rivales que se encuentren en su zona de influencia. El futbolista con una capacidad atencional correcta será capaz de discriminar entre todos los estímulos aquellos más relevantes para la ejecución de la tarea motriz que más se adecue al objetivo que persigue (Oña, Martínez, Moreno y Ruiz, 1999). Esta ejecución viene precedida de un procesamiento de la información y toma de decisiones. Este proceso cognitivo resulta determinante para alcanzar el éxito deportivo. El futbolista, a través del proceso cognitivo mencionado anteriormente, elegirá la mejor opción de juego en función de las variables situacionales, del objetivo que persiga, de las alternativas que maneje y de las reglas o normas del deporte (Nuñez, Bilbao, Raya y Oña, 2004).
El individuo percibe por mediación de sus sentidos datos en bruto sobre el entorno. Si no tuvieran la capacidad de interpretar esos datos sentiría una confusión terriblemente abrumadora. La percepción precisamente va a descifrar esos datos en bruto convirtiéndolos en patrones significativos. Ese proceso va a tener lugar en el cerebro (Block, 2014; James, 1890).
A principios del siglo XX un grupo de psicólogos alemanes se centraron en investigar cómo interpretamos la información sensorial. Estos científicos determinaron que el cerebro crea una experiencia perceptual coherente que representa algo más que la simple suma de datos sensoriales disponibles en el entorno. Además, esta percepción se realiza de forma predecible (Morris y Maisto, 2001).
En muchas ocasiones la percepción del deportista no se ajusta a la realidad, pudiéndose dar situaciones igualmente perjudiciales para el rendimiento como son (Gaviria, 2009):
- Un exceso de confianza al percibir que sus posibilidades o capacidades son superiores a las del equipo rival.
- Una falta de confianza al percibir que sus posibilidades o capacidades son inferiores a las del equipo rival.
En el fútbol, así como en otros deportes colectivos en los que se dan multitud de situaciones imprevisibles, las capacidades sensoriales y perceptivas juegan un papel fundamental en la planificación de la estrategia (Nuñez et al., 2004).