La importancia de la autonomía o feedback interno

Guardiola feedback externoPara alcanzar la excelencia deportiva, por muy bueno que sea el entrenador, el papel principal lo debe desempeñar el futbolista como sujeto activo del entrenamiento y no como mero sujeto pasivo que ejecuta las ordenes impuestas por el entrenador (Coca, 2003b).

Autores como Singer y Janelle (1999) consideran que para conseguir una mayor calidad de entrenamiento se debe minimizar al máximo la ayuda externa al deportista para potenciar con ello la necesidad de autonomía que le hace ser consciente de cuáles son sus necesidades para alcanzar la excelencia.

Pero esta autonomía debe conseguirse de modo progresivo y proporcional al desarrollo humano del individuo. De tal forma que en las primeras etapas de iniciación la orientación externa proporcionada por los entrenadores debe ser fluida y estar encaminada a la adquisición de las habilidades y destrezas motrices básicas que le proporcionen una amplia base de sustentación. A esta fase le seguirá una etapa intermedia en la que se irá reduciendo progresivamente el número y frecuencia de las ayudas. Finalizando con la última fase en la que el nivel de competencia debe ser elevado para permitir una autonomía conducente al éxito deportivo sin ayudas externas. En todo este proceso, un elemento clave para la consecución de la excelencia es la calidad del feedback interno que el propio deportista sea capaz de realizar – aspecto psicológico de gran relevancia – (Singer y Janelle, 1999).

La autonomía o sentido de independencia no es contrario al apego que se pueda sentir al grupo o a un individuo en concreto. Es más, una está relacionada con la otra de tal manera que el jugador que ha forjado un vínculo de apego al equipo o al entrenador explorará el entorno con mayor seguridad, sin miedo porque sabe que siempre habrá alguien a su lado cuando lo necesite. Este apego servirá de cimiento sólido para fomentar la autonomía del jugador. Este sentimiento de apego es similar al que se crea en la infancia entre la madre y su hijo (Ainsworth, 1977; Barlow, 2013).

Cox (2009) relaciona el número de ayudas externas proporcionadas al deportista con el rendimiento alcanzado. Aquellos deportistas que han recibido un número menor de conocimiento de resultados o feedback externos alcanzan un mayor rendimiento medido en término de resultados.

Esta relación se evidencia sobre todo en deportes de equipo como el fútbol, en el que el número de toma de decisiones y complejidad táctica es mayor que en otros deportes individuales. Los factores relacionados con la toma de decisiones tienen una menor influencia sobre el resultado final en los deportes individuales. En algunas disciplinas como una carrera de atletismo de 100 metros lisos la estrategia es prácticamente inexistente. En otros deportes individuales como la gimnasia rítmica, la necesidad de procesar la información es relativamente simple. En un ejercicio de suelo individual de gimnasia rítmica la técnica y la ejecución mecánica de los movimientos son aspectos fundamentales para alcanzar la excelencia deportiva y no tanto la estrategia a seguir. En estos dos últimos ejemplos la falta de complejidad no se debe tanto a la ejecución técnica – que sí es altamente compleja – como a la interacción con otros elementos – compañeros o rivales –, que hacen que el ambiente o entorno sea altamente cambiante y la necesidad de adaptación y coordinación permanente dificulta la toma de decisiones sobre la base de patrones previamente aprendidos (Martín Acero y Lago, 2004).