LÓPEZ DEL CAMPO, Roberto.
Podríamos decir que el entrenador realiza un buen desempeño de sus funciones cuando trabaja actuando de forma mecánica, como si hubiera activado el piloto automático. Esta forma de trabajar permite mantener la atención en otra cosa distinta a lo que estamos haciendo en un momento dado.
Pero para Whitmore esta forma de actuar de forma mecánica está lejos del verdadero desempeño de la profesión de entrenador. El desempeño en un sentido pleno exige una total concentración y consciencia de lo que se está haciendo en cada momento, sin distracciones y sin poderse permitir el lujo de mantener la atención en otra cosa distinta a la que se está realizando. Solo con este tipo de desempeño el entrenador podrá superar las expectativas que el equipo ha depositado en su actuación e incluso llegar a superar dichas expectativas. La expresión “darlo todo” recoge el espíritu de esta forma de trabajar.
Para saber si se está dando el máximo y no caer en un error de percepción, es imprescindible que el desempeño sea medible tanto por los jugadores como por el propio entrenador. La responsabilidad de realizar un proceso de evaluación que retroalimente el entrenamiento recae en la figura del entrenador como director del equipo. Este feedback potenciará las acciones encaminadas a conseguir la meta final previamente establecida de forma conjunta entre el entrenador y los jugadores.
Tanto el entrenador como los jugadores se sumergen en un proceso de aprendizaje continuo. Este aprendizaje continuo va a aportar a cada entrenador un estilo propio que dependerá en gran medida de los aprendizajes previos. Estos aprendizajes obligarán al entrenador a desarrollar una serie de competencias conducentes al éxito profesional, entendido este éxito como conseguir las metas marcadas. Pero no debemos olvidar la otra parte del proceso, el conjunto de jugadores que forman el equipo. Estos también deben participar de forma activa en el proceso de aprendizaje, lo que conlleva necesariamente una predisposición activa hacia el aprendizaje.
El proceso de aprendizaje será viable únicamente cuando ambos actores, entrenador y equipo, tengan una actitud abierta hacia dicho aprendizaje. Otro aspecto vital para conseguir el éxito del proceso es que el aprendizaje se desarrolle en un clima divertido o al menos placentero. Conseguir un buen ambiente de trabajo y trabajar con seriedad no solo no está reñido sino que permite aumentar los niveles de eficiencia al abordar el proceso desde una doble perspectiva racional y emocional.
Whitmore concluye que la autoestima, la confianza en uno mismo y el desempeño deben ser pautas inseparables para conseguir un proceso de aprendizaje continuo. En este proceso de aprendizaje se pasa por cuatro fases:
- Fase de incompetencia inconsciente: el jugador no sabe y no es consciente de su desconocimiento. Es el origen del aprendizaje y es necesario que lo que desconoce despierte su interés.
- Fase de incompetencia consciente: el jugador ya es consciente de que no sabe. Esta fase es imprescindible para poder aprender. El jugador tiene que reconocer sus límites y ser consciente de la necesidad de aprender.
- Fase de competencia consciente: el jugador está en esta fase cuando puede afirmar que sabe. El jugador es consciente de las nuevas habilidades adquiridas.
- Fase de competencia inconsciente: es el último nivel ideal de aprendizaje en el que el jugador ha conseguido interiorizar el aprendizaje de tal manera que este surge de forma inconsciente.
El nuevo entrenador del Real Madrid, Rafa Benítez, se encuentra ante su primer reto tras un dudoso inicio de temporada, a dos puntos de su rival directo, el Barcelona de Luis Enrique. El estilo personal que Benítez imprime a todos sus equipos parece no «calar» entre los jugadores del equipo blanco. O por lo menos, eso parece a raíz de los resultados de los últimos partidos. ¿Están participando los jugadores de forma activa en los entrenamiento? ¿Existe un clima divertido o al menos placentero en Valdebebas? Es el quinto partido de la era Benítez en el que el Real Madrid no marca. De los resultados obtenidos hasta el momento no parece que los jugadores del Real Madrid se encuentren en la fase de competencia inconsciente definida por Whitmore. En esta etapa el jugador ha conseguido interiorizar el aprendizaje de tal forma que este surge de forma inconsciente en el terreno de juego.