LÓPEZ DEL CAMPO, Roberto.
Conviene recordar que las competencias personales del entrenador representan el factor que más garantías aporta al éxito del entrenamiento. Sobre todo en cuanto a las actitudes y conductas específicas que el entrenador adopta en cada una de las sesiones de entrenamiento. La formación del entrenador en las áreas de la comunicación y la psicología resulta condición sine qua non para alcanzar el éxito en el método de entrenamiento psicológico integrado. Otros aspectos facilitadores del proceso de entrenamiento versan sobre la capacidad de entrega del entrenador, de su habilidad para generar confianza en el jugador y de mostrar interés en los progresos que los jugadores vayan consiguiendo (Grant & Cavanagh, 2004; McGovern, Lindemann, Vergara, Murphy, Barker, & Warrenfeltz, 2001; Paige, 2002).
En cuanto a las competencias más instrumentales del entrenador, que suelen estar relacionadas en su inmensa mayoría con las competencias de comunicación, existe un amplio consenso en señalar como competencias básicas las relacionadas con la capacidad de escucha activa, capacidad de entendimiento y de darse a entender, la capacidad de focalizar la atención en los aspectos relevantes del entrenamiento y la capacidad en emitir un mensaje claro y conciso. Todas ellas se enmarcan dentro del arte de la comunicación verbal y no verbal, que a pesar de tener una parte adquirida, como en cualquier otro arte, el innatismo juega un papel nada despreciable (Fillery-Travis & Lane, 2006; McGovern, Lindemann, Vergara, Murphy, Barker, & Warrenfeltz, 2001; Whitmore, 2003).