LÓPEZ DEL CAMPO, Roberto.
Una de las características que más condiciona la conducta del ser humano son las emociones. En múltiples ocasiones hemos afirmando que el futbolista es antes persona que deportista. Pues bien, igualmente podríamos afirmar que el futbolista es antes emoción que razón. La emoción es el verdadero motor del comportamiento, las personas se mueven por el corazón más que por la razón. Y por este motivo, el entrenador debe poseer la inteligencia emocional suficiente y persuadir a sus jugadores emocionalmente para que estos puedan sentirse integrados dentro del grupo, lograr la motivación óptima que exige la competición, percibir confianza en sus posibilidades para afrontar con seguridad nuevos retos… En definitiva, para poder potenciar aquellas emociones que aumenten el rendimiento y neutralizar aquellas que lo disminuyan.