LÓPEZ DEL CAMPO, Roberto.
El concepto de ser auténtico va de la mano de la difícil virtud de la coherencia. El entrenador auténtico es aquel que hace lo que dice y no cae en la tentación de hacer lo que dice frente a los débiles pero ser incoherente cuando le toca enfrentarse a los fuertes. Mantener la coherencia a la hora de tomar decisiones es relativamente fácil cuando se tienen unas ideas y creencias grabadas a fuego en lo más interno del yo. Un entrenador auténtico es aquel que actúa como piensa y no piensa como actúa. La doble moral no cabe en su repertorio reflexivo.
El entrenador autentico hace de la verdad su única aliada. Y pase lo que pase se mantiene firme en sus decisiones, porque sabe a dónde quiere llegar. En tiempos revueltos se aferra al timón y mantiene el rumbo señalado, pase lo que pase y pese a quien pese. La popularidad no le interesa. Él ante todo se debe a sí mismo.
La autenticidad le va a proporcionar autoridad ante su equipo. Todos van a saber de qué va en todo momento y las reglas de juego van a estar siempre claras. No hay trato de favor, tampoco cambios de criterio. Cada jugador va a saber perfectamente el camino para ser uno de los once elegidos, sin atajos. El entrenador auténtico pone todas las cartas encima de cada mesa y deja a cada jugador la responsabilidad de elegir formar parte del equipo titular o dejarlo para otra ocasión.
¿Cómo podemos identificar a un entrenador auténtico? Es relativamente fácil, solo hay que observar y ver si cumple las seis características que se detallan a continuación:
- Se comporta con transparencia y expresa lo que siente, sin querer decir lo que los demás quieren escuchar en cada momento, pero siendo plenamente responsable de las consecuencias de lo que dice y hace.
- Dice la verdad en todo momento y actúa en consecuencia, con independencia de lo que sea políticamente correcto o de si sus decisiones van a gustar a unos u otros.
- Se obsesiona por no caer en contradicciones. Vive como piensa y no piensa como vive. Y esto no es fácil, la tentación le seduce, pero lucha por seguir siendo auténtico.
- Escucha todo lo que le dicen pero no se deja influenciar si no está convencido. Vive en un continuo proceso de autocrítica y se fía de su primera impresión. Razona y reflexiona intentado tener en cuenta todas las opiniones. No se casa con nadie ni desprecia la opinión de otros por muchos prejuicios que pueda tener.
- Tiene criterio y lo contrasta constantemente con la realidad, buscando evidencias objetivas que le demuestres si ha errado. Dice sí cuando está plenamente convencido de que tiene que decirlo, pero también sabe decir no. Todas sus decisiones descansan en una amplia base de conocimientos y experiencias.
- Es íntegro, sincero y huye de la ofensa innecesaria. La imagen que da hacia afuera coincide plenamente con su ser. Es lo que parece, sin artificios. No le importa caer mal ni no estar a la moda. Es fiel a sus principios y a sí mismo.
A pesar de todo, el entrenador auténtico comete errores. Es humano, pero aprende de los errores e intenta no volver a cometerlos. No le importa pedir disculpas y reconoce sus limitaciones. No pretende ser mejor ni peor que nadie, simplemente quiere ser él, en estado puro.
(Este artículo está inspirado en el artículo publicado en el diario El Mundo del 29/03/2013 por el psiquiatra Enrique Rojas con el título de «Ser auténticos en tiempos convulsos»).